viernes, 3 de octubre de 2008

Mmm...

¡Uy! ¡Uy! Ese es. El que lee el... ese del cartel. El que está ahí. Ahí, no, ese es, el de atrás. No, más allá, el que se hace como que nada. Antes de ayer también me estuvo mirando.Te lo juro. No, boluda. El que está en la punta del andén. No, no, el otro. El más viejo. No ves nada vos. Disimulá, disimulá. No, quedate quieta. No te des vuelta. No te muevas. No lo mires. No hagas nada. Quedate así. Así no: así. Así me lo tapás. ¿Lo ves? En el reflejo, mirá mis anteojos y miralo. Es un depravado. Miralo. ¿Tiene la bragueta baja? La puta que lo parió. ¿Me sigue mirando? No, boluda, no te rías. ¿De qué te reís? Es en serio. Como me gustaría... ¿Sabés lo que haría yo con esa gente? Sabés, ¿no? No, que vas a saber. Se viene para acá. La puta madre. ¿Qué hago, Loli? ¿Qué hacemos? ¡Ah! ¡¿Qué?! ¿Tu papá? ¡Ah, claro! Hola, señor Berrotarán, tanto tiempo. ¡Ah! Sí, claro, Alberto. Sí, cómo no me voy a acordar de usted. Bueno, sí, de vos. Sí, el otro día. Sí, ahora que lo dice, claro, nos vimos, ¿no? No, no, Loli. Por favor. No, no era él. Era otro. Pero ya se fue, no importa. Ahí viene el subte. ¿Vamos?

Hilario González

4 comentarios:

maria elena spina dijo...

american beauty?

El Lisboa dijo...

Hábitos?

Anónimo dijo...

era o se hacía?

N. H. dijo...

Viejo chancho...

Berrotarán, jajaja, buenísimo, igual que la ciudad cordobesa por la que nunca pasé.